El mapa o la brújula en el corazón del escritor

De pronto, alguien pregunta si eres escritor mapa o brújula, si planeas casi a la perfección o solo te dejas llevar.

Puedes ser ambos a la vez, porque habrá algunas cosas que tengas super claras, pero otras no.

En la novela, por ejemplo, hay giros inesperados, el escritor sí o sí tiene que sorprenderse a sí mismo para sorprender al lector.

Luego, si la sorpresa resulta tan sorprendente como irrazonable, para eso está la reescritura.

En la fase de reescritura se pueden incrustar escenas con pistas para que “la sorpresa” no pille tan desprevenido.

Respecto a los personajes, pongo en duda que algún escritor los conozca a la perfección desde el principio.

Así como se van conociendo las personas reales poco a poco, lo mismo ocurre con los personajes.

Quizás algunos tengan claro sus ojos azules o verdes, una de mis razones para abandonar la lectura, está perfecto si te gusta.

¿Qué sentimientos hay en esos ojos? ¿Son como los ojos de uno de sus padres que falleció años atrás?

Además de las características, está la importancia de ellas para una historia en concreto.

Podemos sorprendernos con cada detalle, y cuando el escritor se sorprende… ¡Bum!

Generalmente es maravilloso, porque hay un sentimiento palpable.

A veces pienso que leer una novela es como viajar por el corazón del escritor.

Se ven sus fortalezas, sus heridas, su pasado.

Por supuesto, el escritor debe ver dónde y en qué medida poner más de sí mismo.

También, ¿Qué le aporta la historia al escritor? ¿Qué descubre con ella?

Pues el lector viajará por el mapa trazado del escritor o por su propia brújula.

Esos momentos donde el lector se identifica con la historia para hacerla suya, ¡qué bonitos son!

Que sea un escritor muy planificador o no, eso dice muy poco sobre él o ella.

Es mejor sumergirnos en el corazón para ver con más perspectiva cada obra.